EL MÉTODO DEL FUNCIONALISMO ORGONÓMICO (1.a parte)

RESUMEN
Se describe el pensamiento reichiano como un nuevo paradigma científico con una metodología funcionalista y dialéctica que se extiende de modo interdisciplinar tanto a las ciencias de la naturaleza como a las humanas, siendo por ello susceptible de provocar una convulsión a nivel científico comparable a la vivida por la ciencia durante el Renacimiento. Se expone cómo el Funcionalismo Orgonómico constituye una nueva forma de acceder a la naturaleza y al mundo, que permite a su objeto de estudio «expresarse» en vez de compartimentalizarlo rígidamente.

PALABRAS CLAVE
Paradigma. Interdisciplinario. Funcionalismo orgonómico. W. Reich. Dialéctica.

SUMMARY
Reich's work is described as a new scientific paradigm, with a functionalist and dialectical methodology, wich expands itself both into the scientific and humanistic áreas. Therefore, it will pro-voke a convulsión in the scientific world similar to that ocurred suring the renaissance. The way in chich the orgonomic functionalism became a new form of explaining nature and the world.

Ernst Bloch dice: «El necio jamás advierte que todo tiene dos caras. Maneja representaciones hechas de palo., representaciones simples y uniformes que no plantean grandes problemas y en las que nada pasa. Si fuese capaz de desarrollar un pensamiento hasta sus últimas consecuencias, advertiría que el pensar envuelve siempre una lucha, una polémica, que surgen en el curso de él objecciones que lo enriquecen y desplazan su contenido». Reich, al igual que Hegel y Heráclito, también se dio cuenta de esto.

Según la acepción de «paradigma» más comunmente aceptada y defendida por Kuhn, éste es aquello que comparten los miembros de una comunidad científica, grupo que se caracteriza por la persecución de metas compartidas, una relativa comunicación dentro del grupo, una relativa unanimidad en asuntos profesionales, unas lecturas comunes, etc. Estas características se cumplen de una forma más o menos homogénea dentro del grupo de gente que está en contacto con la obra de Reich, y trabaja en cualquiera de los campos de investigación abiertos a partir de ésta. Existe una literatura común integrada no sólo por la obra de Reich, sino también por las obras de autores que han nacido en el seno de la Escuela,(1) o de otros que pese a ser totalmente ajenos llegan a conclusiones similares a las de Reich. Tanto esta literatura, como aquella que surge de concepciones radicalmente distintas, son analizadas en términos similares por los miembros de la Escuela(1). De la misma forma, se persiguen unas metas más o menos comunes y se utiliza una metodología similar. Por todo esto, considero que se puede hablar de una «comunidad científica» reunida en torno al paradigma orgonómico.

El pensamiento reichiano es, por tanto, un nuevo paradigma científico inscrito, además, dentro de una metodología funcionalista y dialéctica; así pues, todas las críticas y descalificaciones sufridas hasta ahora serían inconsistentes ya que se han formulado desde un punto de vista externo a la teoría (en otro momento me dedicaré a retomar dichas críticas, en este artículo lamentablemente no). Esto es aplicable incluso en aquellas que se dirigen a cuestiones experimentales, ya que la elaboración de las condiciones para un experimento en la ciencia reichiana es distinta de lo que ocurre en la ciencia mecanicista.

Este paradigma comienza a dibujarse en el campo de la Psicología profunda, pero rápidamente se extiende al de la biología, psicología social, medicina, etc. Debemos hablar, por tanto, de un paradigma interdisciplinar que afectaría, tanto a las ciencias de la naturaleza como a las humanas, en cualquiera de las distintas parcelaciones de éstas. Y cuyos modelos interpretativos de la realidad son divergentes de los ofrecidos por la actual «ciencia normal» (mecanicista) que de seguir prosperando dicho paradigma, la convulsión a nivel científico sería mayor que la producida por la teoría evolucionista, la teoría de la relatividad o la teoría cuántica, puesto que éstas afectan a áreas más limitadas de la ciencia, es decir, no tienen un ámbito interdisciplinar, mientras que el paradigma reichiano se extiende por doquier. Esta convulsión sólo sería comparable a la vivida por la ciencia durante el Renacimiento, con lo que se conoce como la «Revolución Copernicana».

No obstante, «el funcionalismo orgonómico —nombre que Reich da a su método de investigación— no representa un tipo diferente o nuevo de la filosofía natural, sino un tipo diferente y nuevo de herramienta de la investigación natural»(2). Es una nueva forma de acceder a la naturaleza y al mundo que nos rodea. Todo método es un camino, un puente que se construye entre el sujeto y el objeto que se desea investigar, y por tanto, una herramienta que «sirva para...». Reich pretende no captar simplemente la realidad en conceptos fosilizados y rígidos que encorsetan el objeto investigado, sino liberar a dicho objeto para que se «exprese» mediante su método; es decir, pretende desarrollar una ciencia realmente emancipadora que contribuya a liberar no sólo al hombre del dominio de la coraza, sino también a la Naturaleza de las tendencias destructivas que la afectan y que surgen como consecuencia del marco excesivamente rígido en el que vivimos «De lo que realmente trata en su investigación es de una ciencia en favor de la vida y de la obtención, o recuperación, de una percepción correcta de lo vivo; esto significa movimiento vegetativo y vivacidad en el sentir y en el pensar. Reich por medio de su método de investigación y de su trabajo investigador, ha sentado diversas bases que resultan fundamentales para la comprensión de las tendencias peligrosas para la vida, oponiéndoles una práctica de vida positiva, de investigación y de emancipación investigadora»(3).

La ciencia mecanicista ha dejado de ser la pura e inmaculada ciencia al servicio del HOMBRE. Cada día son más los científicos que reconocen la importancia de la ideología en la ciencia como legitimadora de los intereses ideológicos que la sustentan. Ha dejado de tener sentido la distinción entre ciencia pura y ciencia aplicada; los proyectos de investigación se seleccionan de acuerdo con las necesidades técnicas «acuciantes» de cada época. Estas son determinadas por intereses económicos e ideológicos de grupos sociales que crean a su vez expectativas teóricas concretas y preconcepciones o prejuicios generales que ayudan a moldear nuestra concepción cotidiana del mundo y de los fenómenos que en él ocurren, así como una especie de moda intelectual que dirige las investigaciones posteriores.

La ciencia reichiana aparece como libre de todo interés ideológico al ser una ciencia radical, que pretende llevar las cosas a sus últimas consecuencias, a sus raíces, sin tapujos ni complejos. Es una ciencia no sólo para el «pueblo» (proletariado) sino también para todos los hombres y para toda la Naturaleza en general, puesto que a ésta no pretende someterla de forma indiscriminada sino intentar desarrollar las potencialidades en una concepción integral e integradora.
El funcionalismo orgonómico como «weltanschauung» se opone al mecanicismo, al misticismo y al vitalismo. En multitud de ocasiones se ha considerado el pensamiento reichiano como vitalista. Nada más falso que esto. Afirmaciones así demuestran un total desconocimiento de sus escritos. Quizá en sus primeros escritos, influidos por Bergson, defienda alguna tesis vitalista, pero pronto se desmarca de esta posición. Para Reich, materia y energía no son dos cosas contrapuestas, en la que una somete a la otra, o actúa de espaldas a ésta, sino que son las dos caras de la misma moneda, idénticas y antitéticas a la vez en una misma unidad.

El mecanicismo es el más criticado; esto es así puesto que el paradigma dominante en nuestro tiempo es básicamente mecanicista. Basta observar la multiplicidad de modelos mecánicos, eléctricos y cibernéticos que se aplican en todos los ámbitos de la ciencia. En la distinción soma-psique, los mecanicistas se quedan unilateralmente con la soma y lo describen como si fuera una máquina; la psique es reducida a procesos químicos o conductuales. Respecto al fenómeno de la vida, los mecanicistas consideran que no hay una diferencia fundamental entre la materia viva y la inerte: el organismo vivo no es sustentáculo de fenómenos vitales, sino que la vida es una propiedad de las materias y fuerzas que componen el organismo.

El vitalismo propugna la existencia de un principio vital o fuerza vital, irreductible a los procesos físico-químicos, que determina en cierta forma la soma. La vida la fundamentan en algún principio metafísico, llámese «entelequia», «élan vital» o «vis vitalis», por el que se diferencia de la materia inerte.

En el misticismo la soma y la psique equivalen a la materia y el espíritu; ambos se hacen incompatibles y hasta antitéticos. La vida aparece deformada de alguna manera al pasar por el tamiz de la coraza. Esta sólo es digna de vivirse en un «más allá» o bajo condicionantes morales extremos.

Para Reich, el pensamiento está en relación con la estructura del carácter de cada individuo. «El hombre mecanicista y el hombre místico evolucionan ambos en el interior de los límites y de las leyes mentales de su civilización marcada por el estigma de una mezcla confusa de máquinas y dioses. Es esta civilización quien produce las estructuras mecánico-místicas de los hombres, y son las estructuras caracteriales mecánico-místicas quienes reproducen la civilización mecánica y mística. Los mecanicistas, al igual que los místicos, se sitúan en el interior del marco preestablecido de la estructura humana de la civilización, regida por el mecanicismo y el misticismo. Son incapaces de comprender los problemas fundamentales de esta civilización puesto que su pensamiento y su visión del mundo corresponde exactamente a la situación que reflejan y reproducen continuamente. (...) El funcionalismo orgonómico representa una técnica mental del hombre en tanto que ser viviente, DESPROVISTO DE SU CORAZA y que ha mantenido el contacto con la naturaleza en sí mismo y fuera de sí mismo(4). La materia viva es funcionalmente idéntica y diferente a la inerte. Es idéntica puesto que ambas están gobernadas por los mismos procesos de tensión-carga-descarga-relajación. Se diferencian en la ordenación rítmica de las funciones parciales. Entre la soma y la psique se establece una única unidad funcional y no una reducción o una contraposición; son dos ramas de una única unidad funcional que comienza a desarrollarse a partir de la primera célula germinal.

El método reichiano es un método funcionalista aunque también dialéctico, al menos, en algún momento de su desarrollo.

Es funcionalista puesto que cada elemento de la realidad que se esté estudiando cobra sentido en relación con las interrelaciones que se establezcan con el todo; por lo tanto, realiza una función, es decir, dicho elemento contribuye al funcionamiento del conjunto del que forma parte. Reich toma la vertiente funcionalista de los trabajos de Malinowski, lo que se conoce como funcionalismo absoluto, y no del funcionalismo relativizado de Merton, o del estructural funcionalismo de Parsons(5). Reich también conoce la obra de Darwin y, por tanto, es conocedor de la importancia de la función en la propia selección natural. También comparte con el funcionalismo la crítica a la causalidad. En lugar de «causa», el funcionalismo postula «principios funcionales comunes» en un orden siempre más profundo y más comprensible. Epistemológicamente el «principio funcional común» es posterior a las ramas en que se divide. Aquí es precisamente donde aparece el movimiento dialéctico del método reichiano.

El movimiento dialéctico se le revela a Reich por dos vías. Por los escritos de Marx y Engels con los que toma contacto y trabaja en profun

didad. No en vano se le ha calificado en multitud de ocasiones de «freudomarxista». Respecto a esto hay que decir que Reich retoma la crítica que Marx le hace a Hegel en «La Ideología Alemana»: «Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo». Marx muestra especial hostilidad hacia todo aquello que esté alejado de la acción práctica; por esto se suele decir que el marxismo es un hegelianismo invertido o positivo, o lo que es lo mismo, que Marx puso a Hegel con los pies en tierra. No obstante, ¿era Marx marxista? Es decir, ¿está exenta la doctrina marxista de la utilización de conceptos metafísicos o abstractos? La verdad es que no es así y la historia, que es un juez implacable, nos lo ha mostrado con la disolución de los sistemas socialistas y su propia trayectoria. Reich se dio cuenta de los defectos del sistema marxista y los expone en su teoría social. No se puede hablar del trabajador en abstracto, sino que cada trabajador tiene que defender sus intereses en cada momento y hablar por sí mismo; nadie puede erigirse en portavoz de los trabajadores para acabar hablando de sus propios intereses. Por otra parte, tampoco puede haber un Estado en abstracto, pretendidamente gobernado por el proletariado y que actúe a espaldas de éste: Toda estructura no es más que los elementos que la integran y sin ellos y por ellos no es nada. En la misma línea se sitúa la crítica 

marxista a la propiedad privada. Mediante esta medida pretendía Marx abolir las diferencias entre los individuos, pero lo que consiguió es alienar más al individuo en el interior del Estado. Esto es así por que parte del Estado y no de la persona como elemento constituyente del Estado, es decir, parte de la estructura y no de los elementos que la componen. Reich parte de la pluralidad, pero no con la pretensión de perpetuarla y somatizar esas diferencias haciendo de ellas una moral, en el sentido de que este hombre es mejor que este otro o esta cualidad mejor que esta otra, sino que justamente en la diferencia el individuo se hace singular, y esa singularidad es lo que aporta a la colectividad, no para establecer unas relaciones de poder sino para enriquecerla, puesto que ninguna singularidad es más digna que otra ya que todas juntas contribuyen al crecimiento y diversificación de la sociedad; contribuyen no por ser singulares sino por estar insertadas en una red de relaciones con otras. No en vano Reich «habla» en varias ocasiones del liberalismo como modelo a tener en cuenta de organización social. No el neoliberalismo, evidentemente, sino el liberalismo lockiano y poco más.

La otra vía por la que se le revela a Reich la dialéctica es la propia práctica psicoanalítica. Muchas veces en el análisis clínico le aparecen al paciente dos emociones contrapuestas, dos deseos contrapuestos, dos ideas contrapuestas que no hay manera de resolver tomando partido por una de ellas, sino que se disuelven al parecer, de manera espontánea, otra idea, emoción o deseo que asume a ambas. Este proceso no es extraño ni irreconocible puesto que en multitud de ocasiones cualquiera de nosotros nos hemos visto sumidos en una contradicción que se ha resuelto con el tiempo en un movimiento similar.
La palabra «dialéctica» goza de bastante mala prensa. Suele entenderse por dialéctica el arte de confundir y engañar al contrario. En el «arte dialéctico» o «arte del diálogo» hay dos «logoi» o razones que se contraponen entre sí intercambiando posiciones de manera continuada. Pero esto se puede hacer con pretensiones de llegar a algún acuerdo, y este caso hablaríamos de una dialéctica positiva, o con pretensiones de confundir y dominar, y en este caso hablaríamos de una dialéctica negativa. La primera la practicaron Sócrates, Platón y Hegel, y pretende desvelar la verdad que hay escondida detrás de las apariencias. La segunda la practicaron los sofistas, así como en nuestro tiempo los políticos. En Reich lo que es dialéctica es la propia realidad, es decir, los procesos por los que se interrelacionan las distintas funciones. Y estos procesos cuando se desvelan tienden a mostrarnos una verdad cada vez más simple.

Tenemos que tener siempre presente que el funcionalismo orgonómico no es un método rígido que se superpone sobre la naturaleza o las cosas, constriñéndolas y obligándolas en su explicación, sino que pretende describir el funcionamiento natural, partiendo no sobre la base de algún principio metafísico sino obedeciendo a las leyes funcionales de materia y energía. El proceder de esta descripción tiene los siguientes momentos:

Se descubre una función. Una vez ocurre esto hay que preguntarse: ¿Dónde está el equivalente funcional de la función recién descubierta?

Una vez descubierto el equivalente funcional tenemos un par de funciones emparejadas. Ambas forman una «unidad funcional» y simultáneamente no son una y la misma cosa, sino son diferentes y antitéticas. En palabras del mismo Reich: «simultaneidad de identidad y antítesis». Esto que en principio puede resultar tan extraño, no tendría porqué ser así, pues lo raro es que tengamos tan asumido que las cosas están completamente determinadas en cualquier momento y que unas no tienen nada que ver con las otras, cuando la evidencia nos demuestra lo contrario. Este prejuicio intelectual es el producto de haber asumido una lógica bivalente imperante para todos los acontecimientos de la naturaleza. Soma y psique son dos funciones diferentes, relacionadas una respecto de la otra en una unidad funcional, siendo en ocasiones idénticas (se integran en un mismo individuo), divergentes (cuando voy conduciendo lo hago mecánicamente y puedo ir pensando en otros asuntos), paralelas o independientes una de otra (si tengo una fobia iré al psicólogo para que me la cure, mientras que si me rompo un brazo acudiré a un médico a que me lo enyese), o también convergentes (si estoy deprimido por haber reñido con mi novia puede que tenga ciertos dolores musculares o, por otra parte, si corro sin descansar durante una hora seguida seguramente no tendré luego muchas ganas de realizar un trabajo intelectual como pueda ser escribir un artículo sobre orgonomía). Al igual que un vaso se relaciona respecto al agua, a la leche, a la naranjada, al vino, etc., dando un vaso de agua, un vaso de leche, etc., sin por esto dejar de ser vaso; o como hemos visto la soma y la psique se relacionan entre sí respectivamente sin dejar de ser lo que son; de la misma forma cualquier par de funciones emparejadas que forman una unidad funcional se relacionan entre sí en la simultaneidad de identidad y antítesis.

c) ¿Con referencias a qué se establece esta simultaneidad de identidad y antítesis entre estas dos funciones emparejadas? Con referencias a un Principio Funcional Común (P.F.C.). Este se sitúa en un nivel más profundo, lo que en Reich significa más simple y, por tanto, también más global. Una vez interrelacionadas las dos funciones emparejadas con el P.F.C. surge una línea de investigación que impulsa al conocimiento de principios funcionales aún más profundos; de esta forma aparece un principio pragmático de comprobación de la certeza de un P.F.C: «SI la fórmula funcional del principio funcional común es la correcta, en otras palabras, si corresponde a un proceso objetivo, lleva por necesidad a nuevos descubrimientos o a simplificaciones teóricas. Cuando la investigación no se desarrolla, si una nueva conexión o reducción a un principio funcional común no es posible, entonces la fórmula sería incorrecta. No se pueden alterar las funciones emparejadas y su principio funcional común arbitrariamente. Las variaciones reales (objetivas) deben ser comprendidas y deben estar enraizadas en un principio común real (objetivo)»(6)

Una vez encontrado el P.F.C, se busca el equivalente funcional, y entre ambas funciones emparejadas, de nuevo, el P.F.C. en un ciclo similar al anterior. Empero, no se trata de la aplicación de un esquema rígido sobre el proceso natural que se describe, ya que se tiene que mostrar continuamente resultados y un desarrollo práctico. Ios procesos naturales ocurren de una forma; por tanto, al describirlos «sólo existe un orden correcto y no cuatro ni dieciséis»(7). No se llega a nada cuando se aporte más de una pareja funcional en la descripción de un proceso. Así pues, para describir el orden correcto (racional y objetivo), es preciso que el instrumento (método) utilizado, se adapte a las cualidades del tipo de funciones que se intenta describir, igual que cambiamos la estructura del andamio que utilizamos en la construcción de cada edificio nuevo. «De esta manera el funcionalismo orgonómico incluye una infinidad de herramientas y formas especiales dentro de una ley básica y universal que es simple y que puede ser expresada con unas pocas frases»(8). Por otra parte, debemos tener en cuenta que lo que se describe son procesos naturales; por lo que una misma función puede emparejarse con otras distintas, formando así esquemas funcionales distintos cada uno de los cuales tendrá un P.F.C. diferente.

Respecto al orden de las funciones está en relación a la proximidad o lejanía del principio básico de la naturaleza (función del orgasmo). Cuanto más cerca están, más comprensibles son y, por tanto, mayor amplitud del campo funcional; cuanto más lejos están más restringidas son y más pequeño su campo funcional. El campo funcional es algo así como el horizonte real en donde actúa el proceso que se está describiendo. Por ejemplo, mientras hablamos de vasos y líquidos en el interior de éstos estamos dentro de un mismo campo funcional, si hablamos de sustancias químicas que degradan el vidrio, nos situamos en un campo funcional distinto. Por tanto, habrá que distinguir entre parejas funcionales que operan dentro de un cierto campo funcional, y aquellas que lo hacen en campos funcionales de diferente profundidad y amplitud. En la ciencia mecanicista los campos funcionales están separados por fronteras rígidas que no permiten la integración, de tal forma que lo que se sabe sobre un campo ocurre a espaldas de lo que se sabe en otro, de modo que el mundo deviene con el aumento del saber más complicado, confuso e impreciso, en vez de aparecer más claro y simple. El funcionalismo orgonómico establece la conexión funcional de los procesos en distintos campos funcionales y, por tanto, la disolución de las fronteras entre las ciencias. Reich nos habla del siguiente ejemplo: El placer y la angustia son dos funciones emparejadas en el campo funcional de la psicología; mientras que la lecitina y la adrenalina son dos funciones biofísicas emparejadas cuyo P.F.C. es la excitación biofísica.. «En la naturaleza no hay fronteras dentro del principio funcional común del primer o último orden. Las fronteras fueron introducidas en la naturaleza por la especialización de las disciplinas científicas mecanicistas. El funcionalismo orgonómico quita otra vez estas fronteras. De este modo acerca la investigación natural a la naturaleza, no sólo en cuanto a contenidos, sino también en cuanto a la técnica del pensamiento» (9).

El funcionamiento natural tiene, para Reich, básicamente una naturaleza bioenergética. Los procesos mecánicos no son cuestionados, existen, pero sólo en el campo de las funciones mecánicas, físicas, químicas, cibernéticas, etc.; es decir, la perspectiva mecanicista queda integrada dentro del funcionalismo como una visión unilateral y truncada de la naturaleza. El pensamiento mecanicista es correcto en el campo de las funciones mecánicas; pero se vuelve inservible a la hora de llenar los huecos que deja abiertos al ser un pensamiento puramente horizontal, por lo que deviene secundario y derivable a partir de una ley más amplia y más profunda, que es capaz de integrar en un todo no sólo la vertiente mecánica y material de la naturaleza, sino también su vertiente energética, en una unidad funcional en la que se compagina la simultaneidad de identidad y antítesis.

Con esto queda expuesto a grandes rasgos el movimiento epistemológico del método reichiano. No obstante, todavía queda algo muy importante que puntualizar; esto es, cuáles son las características del pensamiento reichiano, es decir, cómo se las avía este saber con la realidad. Podemos imaginar la aventura del conocimiento como si fuéramos con un Land Rover por en medio del campo; pues bien, hasta ahora hemos descrito cómo se mueve nuestro coche, pero no sabemos ni hacia dónde (si acaso tuviera dirección), ni cuál es el paisaje por el que pasamos, ni siquiera quién conduce el automóvil. Esto es lo que trata: en el próximo artículo; no obstante, vaya como avanzadilla algunas de estas características: El pensamiento reichiano es un pensamiento empirista; tiene un proceder histórico y generativo; es un pensamiento holista<10) por lo que se distingue de todo monismo, dualismo o pluralismo es un pensamiento radical que busca la autenticidad frente a la realidad «light» y el mundo de las apariencias; es un pensamiento que busca la simplicidad por medio de las analogías, frente a un pensamiento que se complejiza con la búsqueda de las diferencias; se le da mucha importancia al movimiento y a la expresión; se parte de la idea de que las funciones naturales objetivas son fundamentalmente racionales, por tanto, que nosotros tenemos acceso por medio de nuestra razón a la racionalidad del mundo; el investigador o la persona que busca el saber se refleja en el proceso de investigación; se trata de un pensamiento iniciático, que exige un compromiso no sólo a nivel intelectual sino las demás parcelas que integran al individuo; además es un pensamiento que maneja una concepción de la verdad como desvelamiento (aletheia). Aquí no están todas las características, pero cualquiera de enunciadas es lo suficientemente interesante como para pararse a «leer» la obra de Reich dejando de lado los prejuicios intelectuales que la han minado históricamente.

NOTAS
Cuando hablo de «la escuela» me estoy refiriendo a la S.E.Or — Scuola Europea di Orgonomia— a su sección en el Estado Español la ES.T.E.R. —Escuela Española de Terapia Reichiana— y en todo caso al «American College of Orgonomy»; los demás movimientos postreichianos, aunque surgen del mismo paradigma, pueden llegar adquirir matices divergentes en determinadas cuestiones.

W. Reich: «El Funcionalismo Orgonómico». Material del seminario de lectura de textos de Reich impartido en la ES.T.E.R.
Bernd Senf: «Orgonomischer Funktionalismus - Wilhelm Reichs Forschungsmethode». Emotion n.° 4. Pág. 50.
W. Reich: «Éter, Dios y Diablo». Material del seminario de lectura de textos de Reich impartido en la ES.T.E.R.
Según la clasificación de J. Iglesias de Ussel: «Elementos de Sociología». Universidad de Granada, 1984.
(6) Op. cit. nota 2.
(7) Ibid.
(8) Ibid.
(9) Ibid.
«La orgonterapia y su proyecto profiláctico, una perspectiva post-reichiana», Xavier Serrano. Artículo publicado en este número.

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